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En Lagartera, celebramos tres fiestas:
El Corpus en Lagartera es muy especial. Declarado Fiesta de Interés Turístico Regional el 8 de marzo de 2007.
Desde muy temprano los lagarteranos y lagarteranas comienzan a preparar sus casas para el paso de la Custodia. Se alfombran las calles con hinojos, hierbanueba, mistranzo, que, junto con el ambiente fresco de la mañana, perfuman el ambiente y lo hacen más llamativo. Pero lo que sin duda llama la atención, es el esmero con el que los vecinos llevan a cabo la instalación de los altares, donde destacan especialmente los famosos bordados característicos de esta localidad.
Los altares se adornan con los mejores y más antiguos textiles que salen de los arcas para ver la luz sólo en este momento, pues, una vez finalizada la Procesión, vuelven a su lugar de origen. Es una pequeña parte de nuestro Patrimonio que solo se puede contemplar públicamente ese día, colchas centenarias, delanteras, reposteros... Los altares se montan en el espacio que queda al abrir las hojas de las puertas de la casa que acceden al patio. De fondo, a modo de “frontal”, una colcha de malla muy calada toda blanca y transparente deja ver el patio cuajado de plantas y flores. En los laterales, se cuelgan colchas o cortinas deshiladas que, como reposteros, cubren las puertas y cierran el marco del altar. Sirviendo de bóveda, el “cielo” que es una combinación de labores de malla y tela. En el dintel de la puerta se cuelga la “delantera”, obra realizada expresamente para este fin en lino casero. Es como un corredor que alarga el altar en el exterior e invita a poner colchas también en las paredes de la calle. Estas colchas se llaman de la “pasión” por los motivos religiosos que encierran sus cuadros de deshilo y encaje.
Y en el centro una mesa que, vestida con elaborados tejidos adornados a mano, sirve de trono a una talla del Niño Jesús encargada de recibir a la Custodia; algunas de las tallas datan del siglo XVIII y están vestidas a la usanza lagarterana. La mesa del altar está vestida con un frontal de tisú, la sábana sacramental, Colcha de percal, el paño de los frailes y el “tapador” profusamente adornado. El orden de las piezas tanto de los altares como de la mesa es siempre el mismo convirtiéndose así en un ritual más.
Es en esa festividad donde las jóvenes del pueblo lucen su indumentaria con tanto primor, exuberancia y delicadeza, acompañadas por mozos ataviados también con los distintos modelos del traje de hombre. También ellos desde muy temprano se disponen a irse poniendo, con algo de ayuda, cada una de las prendas que conforman el traje. Desde las medias o las enaguas hasta los aderezos y el pañuelo se tratan con mucha delicadeza ya que muchas de ellas están adornadas con cintas muy antiguas bordadas en seda; botonaduras, algunas de ellas realizadas a mano y otras de plata como las de los jugones, mandiles y pañuelos de oro, prendas que se guardan y conservan con esmero para hacer posible su paso de generación en generación.
Cada año son más los visitantes que se acercan a Lagartera para asistir a la procesión. La Custodia bajo palio, los niños de la primera comunión abanderados por el estandarte de las Hijas de María, la Cofradía de la Veracruz, los lagarteranos y lagarteranas ataviados con el traje típico, el recogimiento y la devoción de todos los que acompañan a la Custodia en la procesión, junto con la emoción de quien espera tras cada uno de los altares el paso del Santísimo, no dejan al visitante indiferente.
Se celebra el día 6 de agosto.
Se celebra el día 7 de octubre.